Categorías Gramaticales






Según la Nueva gramática de la lengua española ―se llaman categorías gramaticales […] los paradigmas (en el sentido de las series o los repertorios) que estas forman en función de sus propiedades combinatorias fundamentales y de las informaciones morfológicas que aceptan.‖ (2009: 43).

El Diccionario de la lengua española (2001), en cambio, define las categorías gramaticales de la siguiente manera: ―Tradicionalmente, cada una de las distintas clases de palabras que tienen en la oración diferente oficio.

Así pues, tomando como referencia estas definiciones para el estudio de esta unidad didáctica nos centraremos en las siguientes categorías gramaticales: sustantivo, adjetivo, determinante, pronombre, adverbio, verbo y preposición. Esta selección de categorías gramaticales se ha realizado atendiendo a las oraciones que serán puestas a análisis sintáctico a través de las actividades de esta unidad didáctica.


Semánticamente, el sustantivo es una palabra con la que nos referimos a personas, animales o cosas. Sintácticamente, el sustantivo será el núcleo del grupo nominal. Morfológicamente, el sustantivo es una categoría variable que admite morfemas de género y número que le permiten establecer concordancia con otros elementos de la oración.

El morfema de género nos permite diferenciar si el sustantivo es masculino o femenino por las desinencias de género (niño/a), pero también existen otros procedimientos por los que se diferencia el género del sustantivo como por ejemplo: el morfológico, a través de distintos sufijos como: -ina, -esa, etc. (zar/zarina, conde/condesa), otro procedimiento sería el sintáctico que a través de los determinativos nos permite diferenciar el género (la ballena macho/hembra, el/la futbolista), y por último el léxico que a través de la heteronimia (distinta raíz) diferencia el género del sustantivo (hombre/mujer).

El morfema de número nos permite diferenciar si el sustantivo es singular o plural. Usamos para crear el plural de los sustantivos dos alomorfos: -s para los sustantivos terminados en vocal átona y –é tónica (niño/s), y –es para los sustantivos finalizados con otra consonante que no sea –s (flor/es) y para los sustantivos finalizados en –s o en las vocales tónicas –á, -í, -ú (francés/es, faralá/es, saudí/es, hindú/es).

La clasificación semántica de los sustantivos se realiza en dos grandes grupos: los nombres propios que designan a un ser diferenciándolo del resto de su especie y los nombres comunes que realizan una clasificación de los sustantivos informando de su significado.

Los nombres propios se dividen a su vez en: antropónimos, designan nombres de personas (Juan), topónimos, designan nombres de lugares (Madrid) e hipocorísticos, que según la Nueva gramática de la lengua española son ―nombres propios de persona […] que se usan en la lengua familiar como designaciones afectivas‖ (2009: 845), un ejemplo de esta clase de sustantivos sería Charo para referirnos a Rosario.

Los nombres comunes tienen una subdivisión entre los nombres contables (mesa), que como su propio nombre indica, se pueden contar y los no contables (agua) que no se pueden contar. En los contables encontramos dos divisiones, la primera se establece entre los sustantivos individuales que designan en singular un solo ser (soldado) y sustantivos colectivos que designan en singular un conjunto de seres (ejército), la segunda se establece entre sustantivos concretos que designan realidades que se pueden percibir por los sentidos (casa) y sustantivos abstractos que no pueden ser percibidos por los sentidos (espíritu).

En las oraciones pueden actuar como sustantivo, palabras o grupos de palabras que han sido sustantivadas (El ayer se fue deprisa) o que también tienen la naturaleza de sustantivo (Fregar no es solo cosa de mujeres). Todas las palabras pueden ser sustantivadas si le añadimos un determinante (El verde es precioso, Los de Springfield son amarillos, etc.)


Semánticamente, el adjetivo es una palabra que describe a los nombres a los que acompaña. Sintácticamente, es el núcleo de los grupos adjetivales que modifican al sustantivo que acompañan. Morfológicamente, es una palabra que admite morfemas de género y número.

Podemos diferenciar el género de los adjetivos mediante los morfemas de genero (bonito/a), pero también hay adjetivos invariables cuyo género descubriremos a través del sustantivo al que acompañan (niño/a inteligente). Así pues, podremos diferenciar el número de los adjetivos con los morfemas de género que son iguales a los del sustantivo.

En los adjetivos podemos distinguir distintos grados (distintos modos de expresar una cualidad):

-Positivo: expresa la cualidad en su grado normal sin intensificadores (bueno).
-Comparativo: expresa las cualidades comparándolas con otro elemento. Este grado de comparación se subdivide en comparativo de igualdad (…tan bueno como…), de inferioridad (…menos bueno que…) y de superioridad (…más bueno que…).
-Superlativo: expresa la cualidad en su grado máximo. Este grado se subdivide en superlativo absoluto que expresa la cualidad sin relacionarla con otro elemento (muy bueno/buenísimo) y superlativo relativo que expresa la cualidad relacionándola con otros elementos (el más bueno de la clase).

Según su significado los adjetivos se pueden dividir en calificativos que describen las cualidades del sustantivo al que acompañan (la niña buena) y relacionales que establecen relaciones entre la raíz del sustantivo al que acompaña y la suya propia (el sistema solar).

Según la manera en la que los adjetivos modifican al sustantivo encontramos los especificativos que expresan una cualidad que diferencia al sustantivo al que acompaña de otros posibles (el cuaderno rosa), y los explicativos que expresan la cualidad del sustantivo al que acompañan pero no con la intención de diferenciarlo de otros de su especie (la nieve blanca).


Estas dos categorías se pueden estudiar a un mismo tiempo puesto que las dos semánticamente, son clases de palabras que concretan el significado del sustantivo al que acompañan o sustituyen.

Morfológicamente, son variables y presentan en su mayoría morfemas de género y número por motivos de concordancia con el sustantivo al que acompañan en caso de los determinantes, aunque hay ocasiones en las que solo admiten variación de persona, pero no morfemas. Sintácticamente, pueden desempeñar algunas funciones en el grupo nominal, modificar (determinantes) o sustituir (pronombres), actuando en el último caso como núcleo de este grupo.

Dentro de los determinantes y pronombres que tienen correspondencia en formas encontramos los siguientes:

-Demostrativos: indican una situación espacio-temporal respecto al hablante (este, ese, aquel…).
-Posesivos: señalan pertenencia respecto al hablante (mío, tuyo, suyo…).
-Numerales: precisan una cantidad y no tendrán variación de persona (dos, primero, quinto, doble…).
-Indefinidos: expresan identidad o cantidad de una manera poco precisa (alguien, poco, mucho, bastante…).
-Interrogativos-Exclamativos: estas formas se referirán a la identidad del sustantivo al que modifican o sustituyen (qué, quién, cuál…).
-Relativos: estas formas se refieren a un elemento al que sustituyen y que ha aparecido con anterioridad en la oración (que, cuyo, cual, quien…).

Las dos formas que no tienen correspondencia en estas dos categorías gramaticales son: los artículos que pertenecen al grupo de los determinantes y los pronombres personales que pertenecen al grupo de los pronombres.

Los artículos son palabras que no contienen significado léxico y se anteponen al sustantivo al que acompañan. Pueden aparecer como una sola palabra (el) o formando contracciones con las preposiciones a o de (al/del).

Los pronombres personales son los que se refieren a la persona gramatical y funcionan como núcleo del grupo nominal (yo, tú, él, lo, ello,). Las funciones que pueden cumplir estos pronombres personales son las de sujeto, complemento directo y complemento indirecto. Los pronombres reflexivos (me, te, se, nos, os) no funcionarán como sujeto, pero se referirán a la misma persona que este, con el que concordarán en género y numero, concordando de la misma manera en persona y numero con el verbo. Cuando estos pronombres reflexivos se encuentran en una oración con el sujeto en plural pasarán a ser recíprocos.

Semánticamente, es una palabra con significado propio que expresa las circunstancias de ciertas acciones. Sintácticamente, es el núcleo del grupo adverbial y puede ser modificador del verbo, adjetivo u otro adverbio. Morfológicamente, es una palabra que no contempla variación ni morfemas, aunque algunos llevan sufijos derivativos apreciativos o cuantificadores (lentito/muy cerca).

Los adverbios pueden ser simples (cerca) o compuestos (normalmente/apenas/tampoco). Y se pueden clasificar de la siguiente manera: lugar, tiempo, modo, cantidad…

Las locuciones adverbiales son un conjunto de palabras que funcionan como un adverbio (tal vez/ a pies juntillas).

Semánticamente, las preposiciones son una serie cerrada sin significado. Morfológicamente, son palabras invariables. Sintácticamente, funcionan como elemento enlace introductor de los grupos preposicionales.

Las preposiciones se pueden dividir en simples (a, ante, bajo…) y compuestas (de entre, desde por, para con…), pero también existen locuciones preposicionales que son conjuntos de palabras cuyo último elemento es una preposición (a causa de, a fin de…).






Según el Diccionario de la lengua española (2001), el verbo es la ―clase de palabra que puede tener variación de persona, número, tiempo, modo y aspecto.

Semánticamente, es una palabra que indica acción, estado, proceso. Sintácticamente, se corresponde con el núcleo del grupo verbal que cumple la función de predicado de la oración. Morfológicamente, se constituye por un tema y unas desinencias.

El verbo tiene variación de número (singular y plural) y persona (primera ―como, segunda ―comes y tercera ―come) a excepción de las formas no personales (infinitivo ―cantar, participio ―cantado, gerundio ―cantando). Para analizar sintácticamente las oraciones tendremos que localizar en primer lugar las formas personales del verbo. También tiene variación de tiempo (presente ―bailo, pasado ―bailé y futuro ―bailaré), modo (indicativo ―yo canto, subjuntivo―quizá cante, imperativo ―cantad) y aspecto (perfectiva/imperfectiva). En las perfectivas la acción ha terminado ―todas las formas compuestas y el pretérito perfecto simple‖, las imperfectivas no implican haber finalizado ―las formas simples, exceptuando el pretérito perfecto simple).

La conjugación verbal es el conjunto de formas que puede presentar un verbo. En castellano encontremos tres conjugaciones diferenciadas por su vocal temática y las distintas desinencias que utilizan en algunas formas (1ª -ar, 2ª -er, 3ª -ir).






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